Los mensajes subliminales siempre han dado de qué hablar en el ámbito de la publicidad. El usar una imagen, o un sonido, que cambie el comportamiento de los consumidores y los obligue a actuar de manera subconsciente, es una idea tan increíble como aterradora. Y es por eso que los negocios pueden pensar en incluirlas en sus estrategias de marketing y plan de negocios. Pero, ¿Cuándo se creó la publicidad subliminal?
La idea de que las personas puedan ser influenciadas de manera subliminal es antigua. La historia sugiere que en la antigua Grecia los pensadores buscaban emplear lenguaje persuasivo para influenciar a las personas. Y en el siglo 20, esta idea capturó la atención popular.
Un primer registro de mensaje subliminal se encuentra en 1943, en un corto animado de Daffy Duck, en dónde aparecían las palabras “BUY BONDS” brevemente en pantalla. Nadie sabía si esto realmente funcionaba, pero probar no costaba nada. Sin embargo, ¿qué pasaría si un estudio de publicidad subliminal muestra grandes resultados?
Vicary y la primera publicidad subliminal
El nacimiento de la publicidad subliminal data de 1957, en Fort Lee, un teatro de Nueva Jersey, cuándo un investigador de marketing llamado James Vicary inserta las frases “Eat Popcorn” (come palomitas) y “Drink Coca-Cola” (toma coca-cola) en una película.
Las palabras aparecían en un sólo fragmento; el tiempo suficiente para que el subconsciente las viera, pero muy corto para que los consumidores las reconozcan. Este mensaje subliminal, supuestamente, terminó generando un incremento del 18,1% de las ventas de Coca Cola y un 57,8% de palomitas. Debido a esto, varios individuos llegaron a interesarse en la idea de la publicidad subliminal, incluso algunos llegaron a temerle.
En 1958 se prohibió los cortes subliminales en Estados Unidos, bajo la sugerencia de que ciertos individuos pueden, en cierto tiempo y en ciertas circunstancias, ser influenciados a actuar de una manera sin saber que existe tal influencia. (Fuente: BBC)
Cuándo lo retaron a volver a realizar el experimento, Vicary falló en encontrar resultados, y nunca dio explicaciones acerca de ellos al público, alegando que era información privada.
Cómo si fuera real
Y es que los primeros resultados de Vicary fueron un truco, un verdadero engaño. Cinco años después, en una entrevista televisiva, el marketer admitió que su estudio fue falso, y que los datos que había recolectado fueron “muy pequeños como para ser significativos”.
A pesar de todo, el estudio de Vicary fue un verdadero puntapié en las investigaciones del uso de la publicidad subliminal en el subconsciente, e incluso hasta el día de hoy se utiliza de ejemplo como un caso exitoso de la publicidad subliminal.
De la manera de Vicary
En la actualidad, algunos experimentos han demostrado que los mensajes subliminales pueden afectar los comportamientos de pequeñas maneras.
Un estudio de Harvard en 1999, utilizó un método similar al de Vicary: sujetos jugaban un juego de computadora, en dónde una serie de palabras flashearon frente a ellos en milisegundos. Algunas eran palabras positivas como “sabiduría” o “astucia”; mientras que otras eran negativas como “dependiente” o “enfermizo”. El estudio determinó que aquellos que recibieron palabras positivas se marcharon más rápido del cuarto que aquellos que percibieron las palabras negativas.
Y si bien la idea de que la publicidad subliminal es capaz de controlar las mentes de las personas es un tanto exagerada, la verdad es que existen algunos pequeños casos en dónde la influencia del subconsciente es capaz de cambiar un comportamiento, aunque sea mínimo.
Con su truco, Vicary logró poner una palabra y un nombre en boca de todos durante mucho tiempo, y alentó que varios publicistas y compañías investiguen de lleno lo subliminal. Es un caso interesante, a pesar de todo, de cómo la primera publicidad subliminal se asentó en el mundo.
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